domingo, 3 de febrero de 2013

De perros y dueños...







      Esta mañana, como cada mañana, salí a pasear con mi perro (pastor alemán de 16 meses). Cada mañana salimos a la misma hora pero ,los sábados y domingos me permito el lujo de retrasar un poco el paseo matutino, así que iban a ser las nueve y media cuando bajamos a la calle. 

    Nada más salir del ascensor y ver a aquel caniche en la terraza del bar que está frente a casa me estresé y pensé

 

   puafff...ya empezamos mal la mañana

    No, no piensen mal. Mi perro es un locuelo de 16 meses, ladra más de lo que debiera o nosotros estábamos mal acostumbrados con su antecesor, pero no es un perro agresivo ni broncas. Él ve un perro y le rinde pleitesía, sea grande o pequeño. Él ve un perro y quiere jugar con él, sea de su tamaño o sea más pequeño que su cabeza. Así que ve un perro y tira como un loco hacia él.

   Así que al ver al caniche lo agarré bien porque sabía lo que iba a pasar.Y pasó... nada más vernos salir el caniche empezó a ladrar como un poseso y Gabo quería acercarse a él, no ladró, no hizo nada más que tirar de mí mientras una mujer tras sus gafas nos miraba como si fuésemos la peste.

 grrrrr......

  Yo, en chandal, sin gafas de sol y con mi coleta de rizos seguí adelante tirando de Gabo mientras veía acercarse por el frente a otra del mismo grupo, perro minúsculo, gafas de sol y peripuesta desde esas horas...Tiré de Gabo un poco más fuerte, renegando para mis adentros,hasta alejarnos de la plaza.

   El pobre iba aguantándose la meada pero lo llevaba a trote para alejarnos de perros minúsculos y dueñas repelentes. Una vez lejos del radio de acción del club de las gafas de sol relajé la correa para que tanto él como yo disfrutásemos del paseo.

  Olisqueó, corrió, saltó...intentó ir detrás de los gorriones, los cuales salieron volando como alma que lleva el diablo y tras el jugueteó mañanero y unas cuantas regadas a los árboles llegó el momento de volver a casa.

    Volvimos a entrar en la plaza. Allí estaba el club de las gafas de sol sentadas en la terraza con sus cafés en la mesa mientras sus minúsculos perros se acercaron como energúmenos al mío, ladrando como posesos provocándolo sin parar. Yo tirando y tirando de él. La correa daba vueltas alrededor de mi muñeca y un par de veces estuve apunto de tropezar y caer pero seguí adelente hacia la puerta arrastrándolo porque quería ir a jugar

Gabo...no quieren jugar contigo

   De pronto vi cuatro pares de ojos tras las gafas de sol mirándome de arriba abajo arrastrando a mi pobre perro y voy y escucho

¡¡¡cualquiera puede con él!!!

y cometí el error de morderme la lengua porque tenía que haber saltado y dicho 

¡¡¡mi hijo de 30 meses puede con él, yo hasta hace 2 minutos podía con él!!!

y rematar con un 

¡¡¡y a mí no me hace falta ponerme gafas de sol por la mañana para estar mona!!!


Elva Martínez


    

1 comentario:

  1. Que estrés!! menos mal que yo no tengo que sacar al mio de paseo! porque tampoco para quieto, y eso que ahora con casi 3 ños está empezando a tranquilizarse!! ánimo en tu próxima salida!!

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¡¡¡El Comando piojo te da las gracias por tus comentarios!!!